DESNUDA
En medio de mis rosas, tu cabeza.
Siento latir tu propio pensamiento.
Y la espada jadeante de tu aliento,
entra, activa la luz, en mi belleza.
Con una queja besas la tibieza
que te ofrezco. Alígero y sediento
tu amor es como el fuego y como el viento:
pulso fugaz de la naturaleza.
Queman tus nervios rosas ancestrales.
Me educas en tus cálidos rituales
y me bebes en copas prodigiosas.
Quiebras el tiempo. Creas el olvido.
Abres la eternidad sin lo vivido,
con tu sol abismo entre mis rosas.
sábado, 26 de junio de 2010
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